BRUCKNER, Pascal
¿Cómo es posible que la sociedad de Consumo haya llegado tan deprisa, desde la década de los sesenta, al triunfo del consumismo? El motivo es que los lemas de entonces, « Todo y ahora mismo», «Abajo el aburrimiento», «Vivir sin pausa y disfrutar sin estorbos», se aplicaban más al dominio de la mercancía que al del amor o al de la vida. Creíamos subvertir el orden establecido, y estábamos favoreciendo con total buena fe la propagación del mercantilismo universal. Respecto al hambre y a la sed todo debe estar al alcance de inmediato, mientras que el corazón y el deseo tienen sus propios ritmos, sus intermitencias. La intención era libertaria, pero el resultado fue publicitario: lo que liberamos no fue tanto la libido como nuestro ilimitado apetito de compra o nuestra capacidad de apoderarnos sin restricción de todos los bienes. Bonita imagen, la del revolucionario convertido en prospector habitual del capital: así han acabado el movimiento obrero, el marxismo y la izquierda radical, capaces de criticar un fallo del sistema y de permitir que éste se reforme sin demasiado esfuerzo. Un poco a la manera de esos hippies que descubrieron las escalas turísticas privilegiadas de África, Asia o el Pacífico treinta años antes que el resto del mundo, llevados por el deseo de huir y de aislarse.
Es absurdo criticar el consumo, ese lujo de niños mimados. Su gran atractivo es que ofrece un ideal sencillo, inagotable, al alcance de todos, siempre que uno sea solvente. No exige otras formalidades que las ganas y el dinero. Nos dejamos cebar y hartar como un niño alimentado con papillas. Digan lo que digan, nos divertimos mucho porque, como en la moda, adoptamos apasionadamente lo que nos proponen como si lo hubiéramos elegido nosotros mismos. Lo sabemos desde Charies Fourier: un placer no se refuta a golpe de anatema, sino absorbiéndolo, sustituyéndolo por otro mayor. ¿Les repugna tanto el consumismo como esos borregos que patean por los supermercados y los grandes almacenes? ¡Pues invéntense nuevos placeres, nuevas tentaciones! ¡Pero, por favor, dejen de quejarse!
BRUCKNER, Pascal (2008). La euforia perpetúa. 3ª edic. Trad. por Encarna Castejón. España: Tusquets
No hay comentarios:
Publicar un comentario